Mentira, no estoy más linda. Más hermosa tampoco. No me sostengas así el rostro, ¿Por qué es tan suave esta caricia? No, me río por que sos un nabo.
Fue menso de un segundo, en que tus ojos se cerraron. Acercaste tu rostro al mío, confiando en que tus labios encontraran mi boca. Y no fallaron, nunca lo hacían. Jamás decían algo malo, o fuera de lugar, sino que todo lo que salía de ellos era hermoso, bello, al igual que tu voz.
Lamenté el no escucharla, pero nuestras lenguas jugando era un premio mucho mayor. Olvidé la lluvia, olvidé el calor, incluso me olvidé de vos y de mí.
SOLO HABÍA NOSOTROS
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